Canal romano de Villavieja
Muy cerca de Cornatel y en el pueblo de Villavieja, si ascendemos por la ladera al oeste del pueblo, o si caminamos reguera arriba, podemos observar la traza de un canal (carril para los lugareños), que no solo se abastecía del agua de la reguera, sino que buscaba las fuentes que en la actualidad abastecen al propio pueblo. Este canal, visible en la roca, tiene la misma inclinación que los canales que alimentaban Las Médulas, aunque con la mitad de su capacidad, y tenía como finalidad transvasar el agua al otro lado del collado de Cornatel, posiblemente para abastecer la explotación aurífera de "Los Foyos" (Los Hoyos), entre Santalla y San Juan de Paluezas.
La fuente del cura
Cerca de la iglesia de Santiago de Villavieja, y al lado de la reguera, hay una antigua fuente subterránea de aguas frescas, aunque todo el conjunto que conforma el pueblo es de obligada visita, lugar muy fresco en época estival, además de disponer de un albergue municipal para peregrinos y casas rurales. El 25 de julio se celebra la romería en honor al apóstol Santiago, lo que deja clara su relación con la peregrinación jacobea. En algunos escritos se denomina al pueblo como "Villavieja del castillo".
La cueva de Villavieja
Justo frente a Cornatel y casi a su misma altura al otro lado de la reguera, la excavación de una de aquellas canteras que alimentaban los caleros, dejó a la luz un angosto agujero por el que algunos lugareños se adentraron para descubrir un auténtico laberinto de grutas subterráneas, a ellos siguieron otros "aficionados", sin equipo ni experiencia, que en algunos casos causaron algunos destrozos, hasta que la llegada de profesionales, perfectamente equipados y federados, descubrieron un auténtico tesoro formado por lagos subterráneos, salas con estalactitas y estalagmitas y el sonido de cascadas o torrentes de agua en lugares inaccesibles, calificándola como una de las grutas más interesantes del Bierzo y Galícia.
Los caleros
El entorno de Cornatel está rodeado de canteras para extracción de la cal que conseguían gracias a los caleros, donde se cocía la piedra para extraer el blanco material. Al lado del camino que sube de Rioferreiros a Villavieja, aun se pueden observar unos antiguos caleros redondos prácticamente excavados en el suelo, sin embargo los que puede encontrar el viajero son dos enormes moles de piedra que nos recuerdan al propio castillo, uno se encuentra en el valle de la Judria (Hudria), nombre con que se denominaba la reguera de Rioferreiros en la antigüedad, al lado de la carretera y el otro algo más arriba y más alejado de la carretera, detrás de la "fuente de Santistebo", ambos fueron abandonados en los años setenta.
La ermita de Rioferreiros
Desde que las tres últimas familias abandonaran el pueblo allá por los años setenta, la ermita con su virgen del Carmen son los únicos habitantes de Rioferreiros, sin embargo la devoción de los pueblos de la zona hacía esa virgen, acrecentada por una tormenta que se llevó la imagen reguera abajo, hace que todos los primeros domingos de septiembre se celebre una multitudinaria misa en su honor, que hasta hace pocos años era una animada romería. Desde este enclave se puede apreciar en la lejanía y hacia el sur, el imponente precipicio sobre el que se asienta Cornatel a considerable altura.
Balcón del Bierzo
A la entrada del pueblo de Santalla, en una atrevida curva denominada "de la Provida", la gente se detenía a observar el maravilloso paisaje berciano que desde allí se contemplaba, llegando a denominar el lugar como "el balcón del Bierzo". Una obra de finales del siglo pasado, dio existencia física a esa denominación, desde el se puede ver toda la olla berciana desde Ponferrada hasta Toral de los Vados, así como la cadena montañosa que la corona, desde El Redondal de Bembibre hasta la Peña del Seo, sin olvidarse de contemplar en primer plano, el palacio de Priaranza y el pueblo con la chimenea de la antigua cerámica y Villalibre mas a lo lejos, y al otro lado Santalla con su elegante iglesia parroquial del siglo XVIII.
Las barrancas de Santalla
Otra belleza que podemos contemplar desde el balcón del Bierzo son las barrancas de Santalla, a las que podemos acceder fácilmente, incluso caminando. Se trata de unas formaciones de arcilla calcárea, similares a Las Médulas, aunque más blanquecinas por su composición y menos resistentes a la erosión, ya que solo cuentan con la presencia de canto rodado en su parte superior, lo que hace que la erosión sea solo lateral, y que contribuye a crear espectaculares formaciones de gran altura que alguien llegó a denominar "catedrales de barro", sobre ellas se extiende el paraje de "el Carballal", donde han aparecido interesantes restos arqueológicos de distintas épocas, y a su lado está el paraje del "los Foyos", antigua explotación aurífera romana.
El puente colgante
Después de pasar el paraje de las barrancas camino de Villaverde por el márgen izquierdo del Sil, nos encontramos con un atrevido puente colgante que nos invita a pasar a los prados de Villaverde de la Abadía. Se trata de un puente centenario, aunque dicen que antes estuvo en otro lugar cercano y con las consiguientes reparaciones para su conservación, también cuenta con una parte negra en su historia por una triste tragedia, por lo que la precaución en su uso es siempre recomendable.
La ermita de La Estrella
Y ya que estamos en el puente colgante, nada nos cuesta llegar hasta la pista que une Villaverde y San Juan de Paluezas en el lugar que ocupó el antiguo pueblo de Nancín y ponernos a recorrerla monte arriba hasta llegar a la ermita de la virgen de La Estrella, lugar en que a primeros de junio se celebra su fiesta. San Juan conserva otra iglesia del siglo XVI y desde este lugar si caminamos hacia el noroeste llegaremos al "Castrelin" interesante asentamiento prerromano, pero si lo hacemos hacia el sur por la cumbre de la colina, podemos contemplar a la derecha el hermoso valle de Borrenes y Carucedo y a la izquierda el valle del Sil desde Ponferrada, y de frente la silueta del castillo Cornatel.
La Peña del Hombre
Aunque su denominación no es muy antigua, se refiere a un castro inédito en Paradela de Múces, se encuentra a medio camino entre el pueblo y Ferradillo, y a sido objeto de excavaciones arqueológicas recientes. Aunque se considera prerromano, su datación a día de hoy es un misterio a la espera de nuevas actuaciones que arrojen más luz. Toda la jurisdicción de Paradela además de su riqueza paisajística, conserva interesantes restos arqueológicos y la traza de canales romanos hacia Las Médulas, así como una antigua fuente de inspiración romana dentro de su casco urbano.
Ferradillo
Es un enclave de extraordinaria belleza, sobre todo si ascendemos a "los portillos" que hay entre sus peñas, antiguos pasos a la vecina Cabrera. Lugar de aventuras guerrilleras, de neveros para la venta de hielo y de entrañable solidaridad invernal. Ferradillo, como el ave Fénix, resurgió de sus propias cenizas para ofrecer al viajero un paisaje de casas cuidadosamente restauradas y huertas en producción, como antaño. Lástima que la antigua iglesia de San Bartolomé, junto con la majestuosa casa parroquial sucumban a la ruina, ello no impide que cada 24 de agosto se celebre su fiesta por todo lo alto.
Las Médulas
Hemos iniciado un recorrido por el entorno de Cornatel comenzando por el más cercano, para luego realizar esa ruta circular que comenzamos en Rioferreiros y terminamos en Ferradillo, sin embargo no podemos pasar por alto por su importancia y por su relativa cercanía a Cornatel, la que fue la mayor y mas importante mina de oro de todo el imperio romano: Las Médulas. Cornatel y el mirador de Orellán se divisan mutuamente, pero este importante yacimiento que llenó de oro las arcas de Roma, forma parte de un complejo que cuenta con centenares de kilometros de canales de abastecimiento que ocupan la práctica totalidad de la Cabrera baja, así como parajes como el lago de Carucedo, formado como consecuencia de la explotación minera.
Camino de Santiago de invierno
Las cuestas del Cebreiro y las inclemencias del tiempo, sobre todo en época invernal, animaron a muchos peregrinos a buscar otra ruta más llevadera a través de la cuenca del Sil, por eso se crearon hospederías, ermitas para las obligaciones del culto del caminante y hospitales, siendo buen ejemplo de ello el pueblo de Borrenes, que aunque han desaparecido con el paso del tiempo, todavía se conserva su memoria en la toponimia de los parajes. El camino además cruza gran parte de los lugares que hemos citado, con el castillo Cornatel como vigilante de aquellos que caminan hacia la tumba del apóstol por esta ruta alternativa al conocido camino francés.